jueves, 29 de enero de 2015

Como lo dice Rosa/Como lo pinta Jimmy


"Vamos los humanos por el mundo envueltos en una nube de palabras, cegados y ensordecidos por nuestra propia realidad, ensimismados. Pero de cuando en cuando se enganchan casualmente dos frases dispersas, y entonces descubrimos súbitamente al otro, y se abren las espesas nubes que nos rodean, y nos rozamos los lomos, y surge el chispazo de la comprensión, el temblor de la complicidad y del entrañamiento. El calorcito.”
Montero, R. (1994). La vida desnuda, Madrid: Suma de letras.


Y ese calorcito nos proporciona algo de paz interior, mezcla de dolor y ternura...


  Liao, J. (2013). Abrazos, Jerez de la Frontera: Barbara Fiore Editora.
Recuperado de http://www.boolino.es/es/libros-cuentos/abrazos/

domingo, 24 de agosto de 2014

Una minoría aplastable...


Una "minoría aplastable" es el individuo o conjunto de ellos que, en nombre de una mal llamada democracia, son coaccionados y/o juzgados por pensar y/o actuar distinto. Con la expresión "mal llamada democracia" me vengo a referir a cualquier forma de asociación humana compuesta por más de dos individuos (valga una familia, un grupo de amigos o, qué sé yo, una comunidad de vecinos) en la que se imponen las decisiones tomadas por un número superior de individuos al resto de integrantes de la susodicha sociedad, aun cuando éstos se manifiestan contrarios a ellas. Ese manifestarse contrario, si se argumenta, será acallado por opiniones valoradas sólo desde el punto de vista numérico, es decir, por opiniones que hallan en su cantidad de adeptos el presunto fundamento total... Catastrófico.


Bla, bla, bla... 1, 2, 3... Bla, bla, bla... 4, 5 y 6...

domingo, 24 de noviembre de 2013

Un dios bailarín...


Aún tratándose de un individuo crítico hasta la corrosión (o quizá por eso mismo), Nietzsche consigue hacerme sonreír y relamerme con verdadera fruición. Y este fragmento, en concreto, hace que mi espíritu se empodere y se balancee al son alegre de un optimismo casi divino:
"Yo sólo creería en un Dios que supiera bailar.Cuando vi a mi demonio, le hallé serio y grave, profundo y solemne. Era el espíritu de la pesadez: por él caen todas las cosas.No se mata con la ira, sino con la risa: ¡matemos, pues, al espíritu de la pesadez! Aprendí a caminar, y desde entonces corro. Aprendí a volar, y desde entonces no tolero que me empujen para pasar de un sitio a otro. Ahora soy ligero, ahora vuelo, ahora me veo a mí mismo por debajo de mí, ahora un dios baila en mí.Así habló Zarathustra*."
Hemos de reeducar a nuestro demonio cada uno, liberarlo de aquello que lo humilla y degrada, de todo cuanto le impide ser grácil o mengua su vitalidad. Hemos de conseguir hacerle reír a carcajada limpia, volverle burlón y atrevido. Y cuando él dé las órdenes en nosotros, para conducirnos por la vida como alegres tarambanas, no habrá otro horizonte posible que el de la jovialidad...

*NIETZSCHE, F.: Así habló Zarathustra, p.59, Planeta DeAgostini, Barcelona: 1986.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

La estructura aristotélica del relato (o el devenir del ser)

 
Aristotles
by Billy Collins

This is the beginning.
Almost anything can happen.
This is where you find
the creation of light, a fish wriggling onto land,
the first word of Paradise Lost on an empty page.
Think of an egg, the letter A,
a woman ironing on a bare stage
as the heavy curtain rises.
This is the very beginning.
The first-person narrator introduces himself,
tells us about his lineage.
The mezzo-soprano stands in the wings.
Here the climbers are studying a map
or pulling on their long woolen socks.
This is early on, years before the Ark, dawn.
The profile of an animal is being smeared
on the wall of a cave,
and you have not yet learned to crawl.
This is the opening, the gambit,
a pawn moving forward an inch.
This is your first night with her,
your first night without her.
This is the first part
where the wheels begin to turn,
where the elevator begins its ascent,
before the doors lurch apart.

This is the middle.
Things have had time to get complicated,
messy, really. Nothing is simple anymore.
Cities have sprouted up along the rivers
teeming with people at cross-purposes—
a million schemes, a million wild looks.
Disappointment unshoulders his knapsack
here and pitches his ragged tent.
This is the sticky part where the plot congeals,
where the action suddenly reverses
or swerves off in an outrageous direction.
Here the narrator devotes a long paragraph
to why Miriam does not want Edward's child.
Someone hides a letter under a pillow.
Here the aria rises to a pitch,
a song of betrayal, salted with revenge.
And the climbing party is stuck on a ledge
halfway up the mountain.
This is the bridge, the painful modulation.
This is the thick of things.
So much is crowded into the middle—
the guitars of Spain, piles of ripe avocados,
Russian uniforms, noisy parties,
lakeside kisses, arguments heard through a wall—
too much to name, too much to think about.

And this is the end,
the car running out of road,
the river losing its name in an ocean,
the long nose of the photographed horse
touching the white electronic line.
This is the colophon, the last elephant in the parade,
the empty wheelchair,
and pigeons floating down in the evening.
Here the stage is littered with bodies,
the narrator leads the characters to their cells,
and the climbers are in their graves.
It is me hitting the period
and you closing the book.
It is Sylvia Plath in the kitchen
and St. Clement with an anchor around his neck.
This is the final bit
thinning away to nothing.
This is the end, according to Aristotle,
what we have all been waiting for,
what everything comes down to,
the destination we cannot help imagining,
a streak of light in the sky,
a hat on a peg, and outside the cabin, falling leaves.
 
Picnic Lightning (1998)

domingo, 27 de octubre de 2013

Empieza por "o"...


La "o" de:
 
obcecación, óbice, obrerismo, obscenidad, obsesión, obstrucción, ocaso, oclusión, ocultación, odio, ofensa, ofuscación, ojeriza, oportunismo, opresión, oprobio, oquedad, orate,  ornamentación, orondo, oropel, orquestación, osadía, oscurantismo, ostentación...
 

martes, 16 de julio de 2013

Adivinanza 3



Surge de las profundidades de la ensoñación
removiendo las aguas turbias del pesimismo
aunque, a veces, para salvarnos del abismo
se posa en el ánimo como un rocío esperanzador...
 
Y una vez nos desarma y atempera
se alista en el bando de los enemigos de la urgencia
haciéndonos caer en la cuenta de su presencia
cuando ya estamos condenados a la inacción...


 

lunes, 17 de junio de 2013

Hannah Arendt en el cine...


Hace pocos días asistí a la proyección de la película Hannah Arendt , de Margarethe von Trotta, con motivo de la  27 Muestra Internacional de Cine y mujeres de Pamplona, organizada por IPES y Cines Golem. Magnífica caracterización del personaje...

Hannah Arendt, como dijo Fina Birulés en la presentación de la película, sorprende por su capacidad para "situar el foco de una cuestión donde antes no nos habíamos atrevido a mirar". Asimismo, en su afán por comprender los hechos históricos y las conductas humanas, adopta una postura estrictamente analítica, desprovista de sentimentalismos, que si bien pudiera resultar para algunos de un elevado valor intelectual, para otros se convierte en una actitud de reprobable complicidad. Máxime cuando las palabras que entran en juego en el discurso tienen la magnitud de holocausto o genocidio. En cualquier caso, resulta prácticamente imposible quedar indiferente... Si bien se puede no estar de acuerdo con la filósofa judío-alemana, su obra es siempre una invitación a repensar la historia, e incluso a pensar aquellos sentimientos que nacen de ella y se asientan sobre un pueblo, una cultura y/o una generación. En efecto, la película se centra en la cobertura por parte de Hannah Arendt del juicio de Adolf Eichman en Jerusalén, como corresponsal para la revista The New Yorker a petición propia, y en el proceso de gestación de la obra resultante: Eichman en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal (1961).

La conclusión fundamental alcanzada por Arendt  es la siguiente: el mal no se personifica necesariamente en un psicópata, un megalómano o un montruo. El mal se filtra en cada época de acuerdo a las circunstancia, adoptando facetas nuevas e inadvertidas, de tal manera que no resulta fácil combatirlo. En este sentido, Adolf Eichman, teniente coronel de la SS nazi y uno de los principales ejecutores de la Solución final al problema judío, no se habría percatado, según Arendt, de la barbaridad y malignidad de sus actos. Por el contrario, tal y como el propio Eichman alegó repetidas veces durante el juicio, se limitaba a "cumplir con su deber".  Resulta una idea indigesta. Incómoda y sospechosa. Hiriente, incluso. ¿Cómo aceptar que se trataba del "perfecto burócrata", una persona normal que cumplía con su trabajo? Sencillamente, aquella idea no resultó aceptable. De hecho, Hannah Arendt se vio expuesta a continuas críticas y acusaciones, algunas incluso provenientes de sus amistades más cercanas. Por otro lado, al mantener que los hechos acontecidos no se repiten jamás, pareciera estar asumiendo la importancia del papel que desempeña la memoria histórica a la hora de evitar catástrofes humanas. Sin embargo, vuelve a sorprendernos: es la apariencia del mal la que no se repite, sin embargo, la memoria histórica no nos capacita para combatirlo. ¡Zas!

Ahora bien, decir que un individuo es perfectamente susceptible de ejecutar acciones malévolas en el pleno de su vida cotidiana y sin tomar conciencia de ello no le resta valor al papel que desempeña la justicia (y sus instituciones) en cualquier sociedad imaginable. Y decir que el mal no se combate con la memoria histórica no supone una defensa del olvido motivado de aquellos acontecimientos que marcan el curso de la humanidad...


En su defensa, podría añadirse que su teoría del "mal banal" consiste en un replanteamiento de la visión sustancialista del mal, problema viejísimo en la metafísica y la religión occidentales, que obsesionó a Hannah Arendt durante gran parte de su vida.

Pensemos en estos tiempos de exaltación de la paz y la no-violencia... ¿qué aspecto ha cobrado el mal en la historia reciente de occidente? Nunca está de más apelar a nuestras conciencias para estar alerta ante su presencia.





lunes, 6 de mayo de 2013

A C.F.H

"Por qué y para qué"


Antes de marchitarse el lirio
quedará su roseta arraigada en otros pechos
y como en un templo de puertas abiertas
danzarán las melodías y aromas del recuerdo

Para que otras flores más nuevas y primorosas
comprendan que la vida está reñida con el tiempo
y para que la savia que otrora recorría su tallo
 sea bebida como agua  fresca vertida de un cuenco

Porque las palabras y los hechos de un hombre
 que acarician la memoria con seda o raso
son prendas íntimas que nos acompañan
y no conocen despedida ni ocaso

Para que una vida pueda ser contenida en otras
y estas a su vez derramadas de nuevo
como elixir de vida eterna
capaz de endulzarnos el duelo

...



jueves, 28 de febrero de 2013

Adivinanza 2



No se resuelve en una determinada cualidad
sin embargo, puede presentársenos
bajo la forma de un color o una melodía cualquiera...

También un gesto o una palabra pueden convocarla
si bien no es posible definirla
ni tomarla como amiga duradera...

Y aunque, en ocasiones, nos topamos con ella de manera inesperada
si consigue conmovernos y elevarnos
deberemos tomarla por verdadera.


jueves, 17 de enero de 2013

Adivinanza 1



Todos la reclaman para sí, pero pocos la practican:
"Dame", "es mío", "toma", "devuélvemelo"...
Suele confundirse con el interés y la venganza:
"Me lo debes", "pagarás", "¿me lo exiges?", "¡te lo prometo!"...
En su ausencia, la desesperanza todo lo inunda:
"Me rindo", "no llego", "claudico", "soñar es veneno"...
Y ella, sólo ella, tiene potencia para restituir un alma agraviada:
"Ahora sí", "vuelvo a creer", "camino adelante", "confío en mi género"...


martes, 18 de diciembre de 2012

Shaun Tan inesperado


A Shaun Tan lo descubrí, por casualidad, husmeando en la sección infantil de una librería en Logroño. Se trataba de La cosa perdida (Bárbara Fiore Editora, abril de 2005), un pequeño relato ilustrado que me cautivó tanto por su trasfondo como por la estética empleada por el autor. De esto hace ya casi seis años y reconozco que terminó sirviéndome de regalo para alguien que realmente lo supo apreciar.

Recientemente volví a encontrármelo; esta vez en una estantería de la sección de novelas gráficas de una librería en Madrid.  Este nuevo hallazgo se titula El árbol rojo (Bárbara Fiore Editora, diciembre de 2010) y es, de veras, otra maravilla. Espero que la persona en quien me hizo pensar lo lea y recobre algo de la esperanza perdida en estos últimos años...



Para aproximarse un poquito a Shaun Tan, puede visitarse esta página: http://shauntan.es/index.php. Aunque lo más apropiado sería comprar sus libros y contribuir a que los siga escribiendo-dibujando-pintando. O mejor dicho: "creando".

viernes, 23 de noviembre de 2012

Reivindicación del conocimiento estético (I)


Caja metafísica, Jorge Oteiza (1958)

Si bien la "cultura" del consumo de arte es un hecho consolidado y una moda ya duradera, la tarea de reivindicar el conocimiento estético como una forma auténtica de acercamiento a la realidad no ha tenido todo el éxito que algunos filósofos y artistas hubieran deseado. Por otra parte, acostumbrados a los discursos "racionalizantes", como estamos, nos resulta muy difícil apreciar el alcance del discurso estético. Aunque, por suerte, algunas personas tienen el don de esclarecer el pensamiento de quienes, siendo brillantes, no participan de la "manía" de querer hacerse entender por todos. Este era el caso de Santiago Amón, capaz de hacer inteligible, sin desvirtuarlo, el discurso estético de un Oteiza o un Heidegger.


Heidegger delante de su cabaña en Todtnauberg, en la Selva Negra alemana.

El siguiente fragmento visual me ha resultado de lo más revelador. La estética se presenta como una forma de conocimiento y el arte como una verdadera actividad ontológica, capaz de producir realidad. El tratamiento del espacio, que en Heidegger deviene "lugar" para el acontecer humano, adquiere una dimensión metafísica en el caso de la escultura de Oteiza. Aunque será mejor prestar atención a Santiago...


En cualquier caso, siempre merece la pena visitar la Fundación-Museo Jorge Oteiza, en Alzuza (Navarra). Su arquitecto, Sáenz de Oiza, ideó un edificio que, además de integrar la casa-taller donde el escultor vivió y trabajó durante años, supuso una prolongación artístico-ontológica perfecta de su obra. Ahí queda la recomendación...



jueves, 15 de noviembre de 2012

"Profe, no me hagas pensar..."

Es una pena que esta profesión, la de docente, haya perdido por completo el respeto de nuestras instituciones y , en gran medida, el de la ciudadanía. Aunque es evidente que lo uno lleva a lo otro... Y cuando se repara en la docencia, apenas se profundiza en la cuestión vocacional. ¿De veras es tan difícil entender que a alguien le pueda apasionar la labor de transmitir el saber? ¿Que el desinterés y la apatía de los adolescentes cause frustración y desesperanza? ¿Que los profesores vean afectada su autoestima y busquen incansablemente, entre tantas miradas ajenas a su discurso, un par de ojos que parezcan tener esa rara propiedad que han perdido los oídos? 

Acaban de estrenar en nuestros cines la nueva película del director François Ozon, Dans la maison. Confieso haberla visionado desde la óptica de alguien que, compartiendo profesión con uno de sus protagonistas, no puede evitar buscar la identificación. Y he llegado a una conclusión fatal: sencillamente, nuestra vocación está en peligro de extinción.

Me pregunto cómo es posible afrontar, desde mi posición, el nuevo dictado adolescente: "profe, no me hagas pensar". Ante una apelación de tal envergadura, me tiembla el ánimo. De veras, necesito  saber si existe una manera mejor de enseñar que tratando de hacer pensar... Sin embargo, no es con ellos con quien debo enfadarme, lo sé. Ellos no tienen la culpa. Si llegan al final de la educación básica obligatoria sin haber usado la cabeza más que para peinarse (¡y madre mía qué peinados!), es porque nuestro sistema educativo así lo ha diseñado. Ocurre que ellos son las víctimas, junto con sus profesores, de un sistema educativo instrumentalista y de sesgo ideológico (pues crear individuos-no-pensantes forma parte de una determinada ideología). Y si ellos no quieren pensar, ¿qué debo hacer yo? Se habla de motivar al alumno, utilizar metodologías más dinámicas, afrontar los retos pedagógicos de la generación presente... Resumiendo: entretener, divertir y fingir que ser adolescente es un estado definitivo, algo así como una entelequia.

Nada de eso, entonces. ¿Quién dijo que aprender es tarea fácil? ¿Quién dijo que sería divertido? En estos días disfruto más que nunca explicando a Platón: "chavales, seamos sinceros, el conocimiento requiere esfuerzo, dedicación". Y también a Aristóteles: "si nos caracterizamos frente al resto de seres vivos por las potencialidades de nuestra razón, no hacer uso de ellas nos vuelve indignos, o lo que es lo mismo, nos rebaja a nuestra más pura animalidad".

De indignos y animales ya estamos bien servidos; no creo que mi labor profesional (y mucho menos mi vocación) sea la de contribuir a incrementar su número. Por mi parte, seguiré tratando de "despeinar" a mis alumnos, aunque esto me suponga un enfrentamiento diario. Pensándolo bien, ¿quién dijo que la labor de enseñar era tarea fácil?

jueves, 11 de octubre de 2012

Dolor y ficción


Pablo Picasso
Cabeza de mujer llorando con pañuelo (1937)
Somos una especie hábil desplegando toda clase de mecanismos de defensa, aunque en ocasiones el dolor del que tratamos de protegernos es ficticio. Quiero decir que la "autodefensa" puede convertirse en algo parecido a un resorte descontrolado, e incluso a un vicio. Sí, un vicio siempre y cuando nos genere dependencia; siempre y cuando alivie el presente, sin mejorar la perspectiva de futuro. Algunas personas adoptan una actitud cobarde e incompatible con nuevas metas y objetivos para evitar el fracaso. Otras, reformulan su pensamiento para no admitir el error. En cualquier caso, si el dolor que se pretende prevenir en el momento de defenderse ni siquiera es real, es probable que el propio mecanismo de defensa esté resultando ser un mecanismo de autoagresión. Por supuesto, Freud había reparado en ambos mecanismos: él sostuvo que las conductas autodestructivas solían tener su origen en el sentimiento de culpa y dicho sentimiento, a su vez, podía anticiparse a la conducta que habría de originarlo. Ahora bien, cuando ya no se trata de castigarnos por lo que hemos hecho o podríamos llegar a hacer, sino por aquello que podría llegar a "pasar", nuestro sistema defensivo se vuelve tan nocivo para el propio organismo que más nos valdría deshacernos de él. Para ello, es evidente que necesitaríamos disponer de un tercer mecanismo, para el que aún no he pensado un nombre...

Sin tan sólo fuese posible asumir el dolor como un color primario de la vida... No nos anticiparíamos a él ni le rendiríamos más homenaje que a la alegría y al placer. Y entonces sí, una vida enriquecida, apolínea y dionisíaca, se dibujaría en el horizonte. Aunque no sería uno de nosotros quien la contemplara, sino una especie mejorada: el Übermensch de Nietzsche.

miércoles, 18 de julio de 2012

En "Octavia" lo saben...



Las ciudades sutiles. 5


Si queréis creerme, bien. Ahora diré cómo es Octavia, ciudad telaraña. Hay un precipicio entre dos montañas abruptas: la ciudad está en el vacío, atada a las dos crestas por cuerdas y cadenas y pasarelas. Uno camina por los travesaños de madera, cuidando de no poner el pie en los intersticios, o se aferra a las mallas de una red de cáñamo. Abajo no hay nada en cientos y cientos de metros: pasa alguna nube; se entrevé más abajo el fondo del despeñadero.

Esta es la base de la ciudad: una red que sirve para pasar y para sostener. Todo lo demás, en vez de alzarse encima, cuelga hacia abajo: escalas de cuerda, hamacas, casas en forma de bolsa, percheros, terrazas como navecillas, odres de agua, piqueras de gas, asadores, cestos colgados de cordeles, montacargas, duchas, trapecios y anillas para juegos, teleféricos, lámparas, tiestos con plantas de follaje colgante.


Suspendida en el abismo, la vida de los habitantes de Octavia es menos incierta que en otras ciudades. Saben que la resistencia de la red tiene un límite.

Las  Ciudades invisibles,   de Italo Calvino.






Ellos, los habitantes de Octavia, al menos lo saben...

sábado, 2 de junio de 2012

El espíritu del genio y el juego del gallina


En el parágrafo 44 del capítulo "Incursiones de un intempestivo" de su obra, ya tardía, Crepúsculo de los ídolos,  Nietzsche nos presenta su "concepción del genio" :

(...) El genio -en su obra, en su acción- es necesariamente un derrochador: en darse del todo está su grandeza... El instinto de autoconservación queda en suspenso, por así decirlo; la arrolladora presión de las fuerzas que se desbordan le prohíbe toda salvaguarda y toda previsión de ese tipo. (...) Él se derrama, se desborda, se gasta, no se economiza, -de manera fatal, irremediable, involuntaria, como involuntario es el desbordamiento de un río sobre sus orillas.(...)

La vida del genio sería, en este sentido, una vida vivida según las propias fuerzas. De nuevo emerge la cuestión fisiológica, siempre presente en Nietzsche. Y esto es lo que me lleva a Vincent, el protagonista de Gattaca... 

Engendrado de forma natural, sin previo diseño, en una sociedad sobretecnologizada, Vincent es declarado "débil" al nacer. Su problema, el cual le invalida para viajar al espacio exterior según aspira, es una dolencia cardíaca. Vincent se encuentra en una disyuntiva: aceptar un sistema de clasificación basado en la ciencia del número y la estadística, no acorde con sus fuerzas y sus ganas de vivir,  o desprenderse de toda moral establecia ( moral en sentido amplio)  y acuñar nuevos valores para sí.  Incluida la mentira... 

Pero no quiero destrozar la película, de manera que simplemente cuelgo el fragmento que nos da la clave por la que Vincent  pudo burlar todos los sistemas de control de su sociedad: una sociedad que confiaba más en la homogeneización y clasificación de sus individuos ( a Nietzsche le habría parecido que se trataba de una sociedad platónica, en sentido literal y no utópico, asqueada de sí misma, decadente) que en la exaltación del esfuerzo y la autosuperación. Y la victoria arranca con el enfrentamiento entre Vincent y su propio hermano, Anton, un producto genético de alta gama cuya "perfección" no pudo vencer al espíritu del genio... Ahí queda:




lunes, 28 de mayo de 2012

El feo de Sócrates...



Sócrates, por todos es sabido, era un individuo bastante feo. A Nietzsche le llamaba la atención que lograra sobreponerse a su propia fisonomía, pues de una naturaleza tan poco bella nada “bueno” cabría esperar. La manera en que Sócrates logró vencer sus inclinaciones dionisíacas fue erigiendo la razón en dueña y señora de su vida. Por desgracia, el resultado se ha proyectado al resto de individuos que compartimos la cultura occidental, esa cultura sesgada y decadente de la que Nietzsche reniega y de la cual Sócrates habría sido el iniciador…  Si bien nos enorgullecemos de aquello que nos distingue del resto de especies vivas, la razón, renunciar a nuestra otra mitad no delata demasiada inteligencia. Razón y sentimientos, verdad y mentira, placer y dolor, vigilia y sueño, sobriedad y embriaguez: la vida no se resuelve en uno de estos polos, ni tampoco se sintetiza a partir de ellos. La vida es dinámica y se compone de ambas corrientes, de ambos flujos. De su infinita combinatoria se nutren las experiencias humanas.Nuestra cultura pretende descansar en la razón y proclama valores poco afines a la vida. Sócrates, de hecho, terminó por renunciar a la suya propia. Lo más triste es que esa hembra engañadora, como la definió Nietzsche, ya no puede ocultar por más tiempo sus mentiras y no hacemos nada por asumirlo. El rencor y la tristeza provienen de nuestra incapacidad para asumir alegremente el carácter “trágico” de la vida. Sólo quien emprende dicha tarea, consigue recuperar el valor de estar vivo.

sábado, 5 de mayo de 2012

Sócrates y los sofistas cogidos de la mano...


En la actualidad, el término “sofista” no despierta la desconfianza y el rechazo de antaño. Fue Hegel quien inició la campaña a favor de estos maestros de la virtud, a quienes el alemán consideró unos auténticos ilustradosA pesar de haber sido tildados de embaucadores y demagogos, el hecho de que los sofistas aparezcan como interlocutores habituales de Sócrates en los diálogos platónicos delata, de alguna manera, que eran competentes en el terreno intelectual (al menos en lo que respecta a la primera generación, especialmente Protágoras, Gorgias y Antifonte). 
Ciertamente, los pocos fragmentos  originales que se han conservado y los testimonios recogidos por otros autores de la época describen actitudes muy distintas entre éstos y Sócrates, principalmente en lo que respecta a la consideración de la utilidad del saber. Así como para los sofistas el saber resulta útil en la medida en que nos permite argumentar y obtener éxito, para Sócrates el saber es más bien un fin en sí mismo, pues está ligado por completo a la virtud y a la felicidad, sin depender de nada externo. Sin embargo, el hecho de que los fundadores de las principales escuelas socráticas hubieran sido discípulos de algunos sofistas, pone de manifiesto que el trayecto desde la denominada “sofística” hacia la “filosofía” es transitable. Así, según numerosas fuentes, el fundador de la escuela cínica fue Antístenes de Atenas y Aristipo de Cirene de la escuela que llevaba su nombre, discípulos de Gorgias  y de Protágoras, respectivamente, antes que de Sócrates.
No todos los denominados sofistas mantuvieron discursos vacíos; algunos de ellos se implicaron en la política y trataron de poner de manifiesto sus principales mecanismos. Y con respecto a la manera en que entendían el lenguaje y proponían usarlo (retórica, erística), supieron ver el alcance de la palabra, su capacidad de seducción, y advirtieron de los peligros que esto suponía. Tal vez se les pueda acusar de haber contribuido a la conversión de la democracia en un sistema demagógico, adiestrando a los ciudadanos para las prácticas sociales en lugar de hacerlo para la búsqueda de la verdadera justicia; sin embargo, no podemos negar que manifestaran cierta independencia y libertad de conciencia frente al “Estado”, aspecto a reivindicar para cualquier democracia que pretenda estar constituida por ciudadanos librepensadores. Nuestro sistema educativo, por ejemplo, promueve objetivos relacionados con el logro de las habilidades necesarias para desenvolverse y participar en el ámbito social y la capacidad de expresarse con propiedad

La muerte de Sócrates, Jacques-Louis David (1787)

Quizá sería posible reconciliar a Sócrates con los sofistas aceptando que una sociedad compuesta por individuos ignorantes, egoístas y sin compromiso con la justicia está llamada a la corrupción y a la desintegración y que, al mismo tiempo, una sociedad en la que los individuos no están preparados para alertarse ante discursos seductores y rebatirlos a través de la palabra (que se manifiesta por diversos cauces), está irremediablemente destinada a ser conducida por quienes detentan el poder.


jueves, 26 de abril de 2012

Y tan efímero el mañana...


EL MAÑANA EFÍMERO

La España de charanga y pandereta,
cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y alma inquieta,
ha de tener su marmol y su día,
su infalible mañana y su poeta.
En vano ayer engendrará un mañana
vacío y por ventura pasajero.
Será un joven lechuzo y tarambana,
un sayón con hechuras de bolero,
a la moda de Francia realista
un poco al uso de París pagano
y al estilo de España especialista
en el vicio al alcance de la mano.
Esa España inferior que ora y bosteza,
vieja y tahúr, zaragatera y triste;
esa España inferior que ora y embiste,
cuando se digna usar la cabeza,
aún tendrá luengo parto de varones
amantes de sagradas tradiciones
y de sagradas formas y maneras;
florecerán las barbas apostólicas,
y otras calvas en otras calaveras
brillarán, venerables y católicas.
El vano ayer engendrará un mañana
vacío y ¡por ventura! pasajero,
la sombra de un lechuzo tarambana,
de un sayón con hechuras de bolero;
el vacuo ayer dará un mañana huero.
Como la náusea de un borracho ahíto
de vino malo, un rojo sol corona
de heces turbias las cumbres de granito;
hay un mañana estomagante escrito
en la tarde pragmática y dulzona.
Mas otra España nace,
la España del cincel y de la maza,
con esa eterna juventud que se hace
del pasado macizo de la raza.
Una España implacable y redentora,
España que alborea
con un hacha en la mano vengadora,
España de la rabia y de la idea.

Campos de Castilla, Antonio Machado (1913)

viernes, 6 de abril de 2012

Ser = Ser consumido

No tengo muy claro cómo le habría sentado a Berkeley que empleara su famosa sentencia  esse est percipipi para argumentar en el terreno de la sociología. Su intención era muy otra: afirmar que "ser es ser percibido" suponía, en el contexto de la teoría del conocimiento de este particular filósofo empirista, que no existe un mundo material y que no conocemos más allá de nuestras propias ideas. O dicho de otra manera: sólo existe aquello que se aparece a mi conciencia. Pero no es mi intención, ahora, hacer metafísica o gnoseología. 

Dicha afirmación puede ser reinterpretada desde una dimensión sociológica, e incluso psicológica: parece que la condición indispensable para ser (algo, alguien) en nuestra sociedad actual , es ser consumido (por algo o por alguien). Es decir: ser es ser consumido. Hemos dado un paso más: ya no es suficiente con ser consumidores, ahora también, si queremos existir (ser), tenemos que conseguir que los demás nos consuman  a nosotros mismos.

Pero para ser consumidos, primero, hay que ser consumibles. Y qué sea o no consumible  no lo determina el individuo, sino el mercado. De manera que nos encontramos en una situación compleja, pues debemos escoger el modo en queremos que los demás nos consuman, ya que en función de nuestro carácter consumible nos apareceremos de una manera u otra a las conciencias ajenas ( y a la nuestra propia).

Parece un trabalenguas, cierto, pero es que vivir y saber en qué consiste dicho verbo se está volviendo excesivamente complicado. Adonde quiero llegar, más o menos, es a la siguiente idea: el acto de consumir ya no se agota en sí mismo. No es suficiente con paliar deseos y necesidades infundados, ya no basta con poseer, desechar y volver a comprar. Ahora, el acto de consumir lleva aparejado el acto de configurarse como objeto de consumo, como producto o, simplemente, como cosa. De mis elecciones de consumo dependerá la manera en que me perciban los demás y, más triste aún, la manera en que me perciba yo. Alucinante, ¿verdad?

Pero nada de esto es nuevo. Sartre ya lo advertía al analizar la importancia de la mirada del otro, que de alguna manera nos obliga a negociar con nuestra libertad. Los individuos no vivimos desconectados los unos de los otros y en esa medida es absurdo (e imposible) tratar de configurarnos de manera independiente. Esa libertad de la que disponemos, ese carácter indeterminado y abierto de la naturaleza humana, exige de nosotros el estar tomando decisiones constantemente. De esas decisiones depende lo que yo sea y lo que el resto del mundo perciba de mí. Y existe el riesgo, dice Sartre, de caer en una cierta erótica que nos haga mostrarnos ante los demás como "objetos" en lugar de "sujetos", con lo cual incurriríamos en nuestra propia anulación. 

Sartre no podía estar más en lo cierto: vivimos condenados a la elección... Sólo que las decisiones que tomamos ya no delatan nuestra libertad sino nuestra servidumbre y lealtad al mercado. Elijo un pantalón, un perfume o un reloj, un libro, un cd o un viaje, y al hacerlo compro también mi identidad, la cual, en un gesto aún por retorcer, será consumida por otros.

lunes, 19 de marzo de 2012

Historia y justicia intelectual


Formarse un criterio acerca de la obra de un  autor es complicado. En primer lugar, la historia del pensamiento está preñada de interpretaciones. En segundo lugar, se han cometido numerosas injusticias intelectuales. Por si esto fuera poco, acudimos con bastante frecuencia a manuales o fuentes secundarias y, si leemos directamente al autor, en numerosas ocasiones lo hacemos a través de traducciones que parten ya de una perspectiva determinada. Si a esto le sumamos la facilidad con la que puede publicarse un libro y la cantidad de información a la que podemos acceder por medio de la red, estamos muy lejos de poder alcanzar una visión objetiva.

Y sin embargo, tratar de conseguirlo puede llegar a ser una aventura emocionante: cada capa con la que está recubierto un autor es sintomática de un época y una tendencia y, al despojarle de ella, sabemos estar cada vez más cerca de nuestro objetivo. Esa sensación de redescubrir a un autor es quizá lo que nos acerca verdaderamente a él. Y cuando escribo esto se me vienen a la cabeza unos cuantos nombres: Aristóteles, Maquiavelo, Hume, Spinoza, Nietzsche, Sartre... 

Finalmente, no pondré el punto a esta entrada sin haber señalado otro aspecto importante: la mujer prácticamente no figura en nuestra historia del pensamiento. A ella no hay que redecubrirla sino descubrirla aún por primera vez. Valgan también sus nombres: Hipatia, Olimpe de Gouges, Mary Wollstonecraft, Rosa Luxemburgo, Edith Stein, Simone de Beauvoir, Hannah Arendt, Judith Butler, María Zambrano...


jueves, 8 de marzo de 2012

Sobremodernidad y no-lugares


MarcAugé, de profesión etnólogo, acuñó el concepto no-lugar, en su obra Los no lugares. Espacios del anonimato (1993), para referirse a los espacios de transitoriedad que no tienen suficiente importancia en la vida del ser humano como para ser considerados estrictamente “lugares”. Esta distinción entre lugares y no-lugares tiene un sentido antropológico, dice Augé: en un no-lugar, no ocurre nada trascendental para la vida del individuo, no hay aportes vitales. 
La existencia de los no-lugares es la consecuencia de la aceleración de nuestra sociedad y de la historia. Dicha aceleración se traduce, a su vez, en una superabundancia de acontecimientos imprevisibles para los economistas, los historiadores o los sociólogos. Esta situación constituiría el verdadero problema del ser humano de los siglos XX y XXI. El exceso de acontecimientos es acompañado por un exceso de información acerca de los mismos, y lograr una perspectiva común es imposible. La historia pierde de esta manera su linealidad, pues evoluciona en todas las direcciones y desde todos los puntos del planeta. Era fácil, en la modernidad, pensar la historia en términos de progreso, pues la historia se tenía por objeto a sí misma. En el presente, los hechos ocurren inesperadamente y antes de poder ser analizados han tenido lugar otros nuevos. Ante esta situación, se ha producido una individualización de las referencias: el individuo interpreta para y por sí mismo las informaciones que recibe. Asistimos, dice Augé, a una constante producción de sentido.
Estas tres características (aceleración, superabundancia de acontecimientos, individualización de las referencias) definen la sobremodernidad. La hipótesis que Augé mantiene es que la sobremodernidad, debido al exceso, ha generado ese tipo de espacios que no son en sí lugares antropológicos sino lugares de tránsito: autopistas, gasolineras, aeropuertos, pisos de alquiler, metros, campamentos de refugiados… El carácter de provisionalidad de estos lugares hace que sean vividos de manera superficial o, mejor dicho, no vivenciados. Sin embargo, “en la realidad concreta del mundo de hoy, los lugares y los no-lugares se entrelazan, se interpenetran (…) la experiencia del no-lugar es un componente esencial de toda existencia social”. 
Otras cuestiones de interés tratadas por Augé a este respecto son la invasión del texto en el espacio (letreros en los supermercados, pantallas en los escaparates, paneles publicitarios en las carreteras…) y la paradoja del mantenimiento del anonimato en los no-lugares, a costa de la identificación. Pongamos por caso un aeropuerto: los mensajes deben ser provisionales (publicidad), pues están dirigidos a individuos provisionales (viajeros), los cuales no se conocen entre sí (anonimato) y, sin embargo, han sido todos previamente identificados (DNI). He ahí la paradoja: no hay anonimato sin control de la identidad. El espacio del no-lugar no produce identidad, pero la demanda. Si acaso, lo que produce es soledad y similitud. 

La sobremodernidad se caracteriza, una vez más, por albergar todo tipo de paradojas... 

martes, 28 de febrero de 2012

Historia de un tomate

Cuando el sentido común se vuelve el menos común de los sentidos, resulta útil apelar al sentido estético. Así, Jordi Furtado nos cuenta en su cortometraje La isla de las Flores (Brasil, 1989) nada menos que la historia de un tomate. Pero no se trata de un tomate cualquiera, sino de uno de los tomates del señor Suzuki. Esta historia no es, sin embargo, una ficción. Y si con ella logramos dejarnos afectar por el significado de algunas palabras como "ser humano", "dinero", "dueño", "libertad", "lucro" o "cerdo", tal vez, después, dichas palabras puedan ser re-pensadas.


sábado, 18 de febrero de 2012

La morfología del afecto

Llevo varios días barruntando un no sé qué... Como si hubiera alguna idea en proceso de gestación. Claro que, por lo general, no solemos asistir a ese proceso y nos percatamos de la idea cuando ésta ya ha sido alumbrada. De ahí la expresión "decir paridas", ¿no? En fin, la cuestión es otra.
Todo empezó la semana pasada, mientras escuchaba una conferencia de Higinio Marín titulada "Los hábitos del corazón". Dicha expresión ya había sido empleada por Alexis de Tocqueville en su libro La democracia en América, para referirse a las prácticas y costumbres de los habitantes del continente americano. "Hábito", "habitante". No puedo evitar sospechar la conexión... En resumidas cuentas, Higinio Marín propone que la morfología del corazón, es decir, nuestra afectividad, se corresponde con la morfología de la sociedad en la que nos hallamos inmersos. Nuestra afectividad se configura al ritmo de nuestras sociedades, de acuerdo. Y prueba de ello es que la manera de afectarse o sentir es diferente según qué cultura y según qué momento histórico. Y sin entrar en la cuestión de si existen o no unos mínimos comunes, universales, propios del ser humano en tanto especie, enseguida me precipito a una situación de vértigo: dada la velocidad de cambio de nuestra sociedad, ¿es posible que las generaciones actuales nos veamos sometidas a una deformación constante de nuestra afectividad? 
Zygmunt Bauman emplea la expresión "amor líquido" para referirse al carácter fluido y efímero del sentir en la actualidad. El afecto debe ser flexible, reversible, de ida y vuelta. Ha de ser reciclable, convertible en otro. Nunca llega a solidificarse, siempre atento a nuevas posibilidades y a la necesidad de adaptarse a  nuevas situaciones.
Vamos perdiendo la capacidad de identificarnos con "nuestra" manera de sentir, que hoy es una y mañana puede ser perfectamente otra. ¿Y a qué debemos agradecérselo? Al ritmo cardíaco de esta sociedad frenética en que vivimos.
Higinio Marín se atreve a afirmar que la razón por la que los USA perdieron la guerra en Vietnam es de carácter sentimental: los norteamericanos, a pesar de su superioridad tecnológica y organizativa, no estaban emocionalmente preparados para un combate cuerpo a cuerpo, para asistir a tan desgarrador espectáculo. 
Y nosotros, que cada vez digerimos mejor la cobardía, la deslealtad y la traición; que nos volvemos apáticos frente a lo político, tolerantes con la injusticia, fieles a un mercado que nos alimenta a costa de otras vidas... ¿para qué estamos preparados? O mejor dicho, ¿para qué estamos siendo preparados? 

viernes, 10 de febrero de 2012

Derrida, ¿dónde reside la Verdad?


En opinión de Derrida, el lenguaje tiene un significado autorreferencial que impide referirse a un “ahí afuera”, a una verdad extralingüística. La verdad que predica el lenguaje no es más que un significado en flujo, metafórico, impreciso, sin ultimidad. No hay por tanto una verdad trascendente, sino una differánce.

Differánce es el título de una conferencia pronunciada por Derrida en 1968, en la Sociedad Francesa de Filosofía, en la que explica cómo dicha expresión no constituye ni una palabra ni un concepto. Aún así, se aventura a una explicación semántica: por un lado, differánce deriva del verbo latino “diferre” en el sentido de “posponer en el tiempo” (diferir en términos de una temporización posterior); por otro, atendiendo al mismo verbo, hallamos una significación distinta y habitual: “diferir” en el sentido de “no ser idéntico”, “ser otro”, “ser discernible”.

Con la expresión differánce, Derrida está aludiendo a la teoría del lenguaje de Saussure para referirse al movimiento según el cual el lenguaje, o mejor dicho la lengua, o todo código, se constituye históricamente como entramado de diferencias. Tanto es así que las palabras (y los símbolos, en general) nunca pueden resumir plenamente lo que significan y sólo pueden ser definidas mediante nuevas palabras de las que difieren, lo que implica que el significado queda siempre  pospuesto.

El análisis del lenguaje a partir de las teorías de Nietzsche, Heidegger y Saussure le llevará a Derrida a mantener que el discurso deconstructivista evidencia la incapacidad de la metafísica para "decir" el mundo: al analizar las palabras "deconstruimos" el significado de sus expresiones y nos damos cuenta de la imposibilidad de salir del esquema proporcionado por el lenguaje.

¿Dónde reside, pues, la Verdad? ¿Hemos de renunciar a ella?

miércoles, 8 de febrero de 2012

El "caso Hale" y el experimento de la cárcel de Stanford

El último tema del que nos estamos ocupando en Fundamentos de Psicología y Antropología  versa sobre psicología social. Hasta ahora, hemos aprendido unas cuantas cosas interesantes y, por supuesto, útiles. Por ejemplo: a la hora de juzgar a los demás, menospreciamos las circunstancias concretas en las que se ha desarrollado la conducta de un individuo y atribuimos su comportamiento a rasgos internos de su personalidad; y con respecto a nosotros mismos, tendemos a perseverar en nuestras creencias, ignorando las evidencias en contra de nuestras opiniones o sentimientos. También hemos concluido, a partir del caso real de Wyne Hale (el director de lanzamientos de la NASA cuando tuvo lugar el accidente del Columbia), que rectificar es síntoma de responsabilidad y de progreso humano y que, a fin de cuentas, cuando se rompe la armonía entre nuestra forma de actuar y nuestra forma de pensar, nos vemos a obligados a restituir el equilibrio psicológico de tal manera que, si no encontramos justificación externa suficiente para apoyar la violación de nuestros propios principios, nos vemos impelidos por nuestra mente a sustituir éstos por otros más acordes con nuestro comportamiento.


En el vídeo de arriba, Carol Anne Tavris expone la teoría de la disonancia cognitiva, remitiendo al "caso Hale". Si queréis saber cómo reaccionó la NASA y cuál fue la decisión que tomaron frente al director de lanzamientos, pulsad al play.

En el siguiente, Punset entrevista a Philip Zimbardo, el psicólogo responsable del famoso experimento de la cárcel de Stanford. Para que os hagáis una idea, se atribuyeron roles de reos y funcionarios de prisión a individuos que accedieron voluntariamente al experiemento y que, en principio, no manifestaban síntomas de violencia. Pues bien, hubo que suspender el experimento... 



Tras haberlos visto, espero una cadena de comentarios al respecto.

domingo, 5 de febrero de 2012

Ignorancia y feminismo

La ignorancia no sólo la padece el ignorante, no debemos subestimarla. Extiende sus tentáculos, sigilosa, hasta apoderarse de ideas y conceptos a los que estrangula para hacerles escupir sus significados. De manera que debemos extremar las precauciones, cada vez son más las palabras que significan menos, o significan mal.
Esto viene a un cuento: "Érase una vez una sexóloga en un IES". Abreviando, el cuento narra la historia de alguien que, ignorando su propia ignorancia, declaró ante un grupo de adolescentes expectantes no ser "ni feminista ni machista". Y la razón de ello, según ¿argumentó?, es que "el feminismo es lo mismo que el machismo, pero al revés".
Por más vueltas que le he dado a la palabra "feminismo" (mo-nis-mi-fe, omsinimef), no consigo comprender. No se trata ya de ser expertos en todo (ni en algo), sino de ser mínimamente respetuosos con el lenguaje, con la historia, con el pensamiento. No culpo a la susodicha sexóloga, que de lo suyo sabrá un rato, de la ignorancia generalizada de este mundo; ahora bien, su porción de ignorancia podría tener un impacto fatal. Estamos hablando de alguien que se dirige a generaciones enteras de adolescentes, de instituto en instituto, y que está pervirtiendo el valor de un concepto cargado de historia y de voluntad igualitarista. No pretendo que empecemos a desfilar hacia las bibliotecas en masa (aunque tendría su punto), bastaría con abrir el diccionario de la RAE y detenerse en "feminismo". El resultado de la búsqueda sería el siguiente:


(Del lat. femĭna, mujer, hembra, e -ismo).

1. m. Doctrina social favorable a la mujer, a quien concede capacidad y derechos reservados antes a los hombres.

2. m. Movimiento que exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres.



Por supuesto, la historia y la comprensión del feminismo no se encuentran en la definición del concepto como tal. Pero es un mínimo, un "básico". Para quien quiera ir más allá, puedo hacer una recomendación inicial: la lectura de Sexo y filosofía, de Amelia Valcárcel (Anthropos, 1991, 176 páginas). De todas maneras, os dejo un fragmento de la grabación de la conferencia impartida por Celia Amorós con motivo del 20 Aniversario del Curso de Teoría Feminista. No tiene desperdicio...



sábado, 28 de enero de 2012

Emilio Lledó, la enseñanza y las nuevas tecnologías...

Esta mañana, mientras me organizaba en casa, escuchaba a Emilio Lledó en una conferencia que pronunció el pasado 22 de febrero en la Fundación Juan March. Se trataba de una "autobiografía intelectual" en la que participaba como interlocutor el también filósofo Manuel Cruz. Lledó evitaba hablar de "sí mismo" y ponía énfasis en "su circunstancia". Y una de las circunstancias reseñables, según él mismo cuenta,  era la del estado en que se encontraba la enseñanza en las universidades españolas allá por su juventud. Es paradójico que aquello en lo que Lledó encontraba un defecto de forma se haya convertido en una forma de virtud.
El filósofo de Triana recuperaba la figura de su maestro, Don Francisco, para argumentar en contra de la excesiva "asignaturización" de la enseñanza y ponía como ejemplo la Universidad de Heidelberg, donde las clases eran verdaderamente "dadas". El maestro es, según Lledó, aquel que "da" el conocimiento.
Pues bien, hoy en día, ser un  maestro es prácticamente imposible y, además, está mal visto. Una "clase magistral" está considerada un insulto, un exceso. El papel del maestro desparece en beneficio de una plétora de artilugios pedagógicos que reducen la tarea del enseñante a la de un perfecto manipulador de estrategias, técnicas y cachivaches varios. Y así, se pone de moda hablar de "interdisciplinariedad", de "TICs", de "optatividad", de "aprendizaje significativo" (si carece de significado, ¿acaso lo llamamos "aprendizaje"?) y un larguísimo y malsonante etcétera.
No quiero utilizar a Lledó para revolverme contra la Pedagogía. No es esa mi intención. Simplemente le agradezco haberme recordado que la labor docente es una labor comprometida, en origen, con el conocimiento y su trasmisión. Y que esa labor, si bien debe adaptarse a los tiempos que corren, a las "circunstancias", no debe quedar subordinada a programas o modas que la desvirtúen.
Por eso, aplaudo la posibilidad de entrar a la web de la Fundación Juan March y de descargarme esta conferencia o cualquier otra para después grabarla en mi mp4 y oírla tranquilamente mientras le quito el polvo a los libros de la estantería. Y por eso también escribo este post: reivindico el valor de la palabra y cuestiono la importancia del formato en que ésta se proporcione.

SÍ a la incorporación de las nuevas tecnologías a la enseñanza; NO a la inversión de los términos en esta relación.


domingo, 22 de enero de 2012

Una flor, un poema...

La flor del almendro es frágil y temprana. Pero el genio Van Gogh consiguió inmortalizarla... 
Aquí os dejo un poemilla de Clara Janés:

Llegarán los almendros en flor


Llegarán los almendros en flor a tu ventana
huidos de mi pensamiento,
y el temblor del olivo 
que se estremece al paso de la noche.


Pero yo, cada vez más perdida en tus palabras,
no tendré fuerza para llegar hasta tu puerta,
me quedaré vagando por las calles,
desgranando temores por la tierra de Kampa,
dialogando confusa con el aire,
bailando cortesmente con el río la danza de la muerte,
con delicados arabesques 
y oscuras reverencias.


No intentaré siquiera hablarte con la lluvia,
ni cabalgar el viento
y escondida en sus crines
devolverte el perfume de las rosas


que tú de un solo gesto, de una vez para siempre,
has desenterrado para mí
con toda la encendida primavera.