Surge de las profundidades
de la ensoñación
removiendo las aguas
turbias del pesimismo
aunque, a veces, para
salvarnos del abismo
se posa en el ánimo como
un rocío esperanzador...
Y una vez nos desarma y
atempera
se alista en el bando de los
enemigos de la urgencia
haciéndonos caer en la
cuenta de su presencia
cuando ya estamos
condenados a la inacción...