sábado, 18 de febrero de 2012

La morfología del afecto

Llevo varios días barruntando un no sé qué... Como si hubiera alguna idea en proceso de gestación. Claro que, por lo general, no solemos asistir a ese proceso y nos percatamos de la idea cuando ésta ya ha sido alumbrada. De ahí la expresión "decir paridas", ¿no? En fin, la cuestión es otra.
Todo empezó la semana pasada, mientras escuchaba una conferencia de Higinio Marín titulada "Los hábitos del corazón". Dicha expresión ya había sido empleada por Alexis de Tocqueville en su libro La democracia en América, para referirse a las prácticas y costumbres de los habitantes del continente americano. "Hábito", "habitante". No puedo evitar sospechar la conexión... En resumidas cuentas, Higinio Marín propone que la morfología del corazón, es decir, nuestra afectividad, se corresponde con la morfología de la sociedad en la que nos hallamos inmersos. Nuestra afectividad se configura al ritmo de nuestras sociedades, de acuerdo. Y prueba de ello es que la manera de afectarse o sentir es diferente según qué cultura y según qué momento histórico. Y sin entrar en la cuestión de si existen o no unos mínimos comunes, universales, propios del ser humano en tanto especie, enseguida me precipito a una situación de vértigo: dada la velocidad de cambio de nuestra sociedad, ¿es posible que las generaciones actuales nos veamos sometidas a una deformación constante de nuestra afectividad? 
Zygmunt Bauman emplea la expresión "amor líquido" para referirse al carácter fluido y efímero del sentir en la actualidad. El afecto debe ser flexible, reversible, de ida y vuelta. Ha de ser reciclable, convertible en otro. Nunca llega a solidificarse, siempre atento a nuevas posibilidades y a la necesidad de adaptarse a  nuevas situaciones.
Vamos perdiendo la capacidad de identificarnos con "nuestra" manera de sentir, que hoy es una y mañana puede ser perfectamente otra. ¿Y a qué debemos agradecérselo? Al ritmo cardíaco de esta sociedad frenética en que vivimos.
Higinio Marín se atreve a afirmar que la razón por la que los USA perdieron la guerra en Vietnam es de carácter sentimental: los norteamericanos, a pesar de su superioridad tecnológica y organizativa, no estaban emocionalmente preparados para un combate cuerpo a cuerpo, para asistir a tan desgarrador espectáculo. 
Y nosotros, que cada vez digerimos mejor la cobardía, la deslealtad y la traición; que nos volvemos apáticos frente a lo político, tolerantes con la injusticia, fieles a un mercado que nos alimenta a costa de otras vidas... ¿para qué estamos preparados? O mejor dicho, ¿para qué estamos siendo preparados? 

9 comentarios:

  1. Hola Marga:
    Me parece una gran reflexión la que llevas a cabo, primeramente he de decir que estoy de acuerdo con Higionio Martin en que el afecto se corresponde con la morfologia de nuestra sociedad en donde cultura y la educación poseen un importante papel. Hasta el punto de que algunas presonas consideren que el llorar es falta de madurez , de debilidad... Y yo me pregunto ¡¡¡¿dondé esta el afecto?!!!! !!¿ los abrazos y besos?!!!. Hoy en dia la sociedad favorece o deja que se vea la violencia pero no el amor, pues decir ``te quiero´´ a alguien suena cursi o poco creible, sin materia. el amor se demuestra con gestos o con cosas material, un abrazo o beso, para mi, vale mas que mil regalos.
    (me he salido un poco del asunto jejej )
    Además he de decir que la sociedad se está volviendo mas fría y hasta en determinados aspectos, diría yo, egoismo. Todo ello puede deberse como sostienes al rápido ritmo de la sociedad, donde toda persona que ves por la calle camina como un robot hacia su puesto de trabajo o a cualquier otro sitio , pensando unicamente en qué es lo que debe hacer a lo largo del día para finalmente llegar a casa y descansar...
    En cuanto a la última pregunta diría yo que estamos preparados para ser unos robots faltos de afecto y unos sumisos conformistas con todo lo que sucede a nuestro alrededor.
    Saludos.

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  2. Da miedo, ¿verdad? Sobretodo cuando nos reconocemos de alguna manera en lo que nos espanta. Por mi parte, estoy intentando vivir un poco más lento para saborearlo todo muy bien (espero lograrlo). No estoy dispuesta a quedarme con ganas de vivir, ni tampoco estoy dispuesta a plegarme a la manera en que se supone que debo hacerlo. Pienso seguir llorando y riendo, pienso seguir abrazando y cogiendo la mano a quienes estén a mi lado, y digo "pienso", porque no acepto que la razón tenga que ser fría, austera, distante y antipática... Gracias, Shara.

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    1. Hola Marga, para poder saborear la vida o mejor dicho cada momento de nuestra vida no se logra viviendolo "un poco lento" sino con Conciencia..es la mejor herramienta para lograr lo que uno ansia en su propia vida y no digo en esa vida, porque la vida no es en general sino es de cada uno...

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    2. Estoy muy de acuerdo contigo, Nur. Hace falta vivir con conciencia para vivir de verdad; sin embargo, ese prolongar el momento al que yo me refiero es una forma de combatir el estrés de la sociedad en que vivo, que siempre está urgiendo y acelerando nuestras vidas. Trataré, si bien, de tomar conciencia a cada instante, pues no se trata de ir haciendo paradas y exámenes de conciencia cada "x" tiempo, sino de ser consciente en cada gesto, en cada decisión. Muchas gracias.

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  3. Lo siguiente te lo dedico a ti, Marga , y a querida amiga y maestra, Judit , espero que lo vea.

    ´´EL DON DE LA PALABRA´´

    Al principio fue la palabra esa energía que guía tu voz si hablas igual que un arma que se activa entre tus labios alejándote del lodo y de ese ahogo solitario.
    Somos puzzles incompletos, esqueletos vagando histéricos, mientras nuestro silencio se expande y hiere así el aspecto muere triste y famélico, viendo que nada cambia que la rabia duerme tras la traquea ,siempre anclada en ese miedo que provoca arcadas pensando tanto diciendo nada sintiendo cada mirada minada por la costumbre .
    Demasiadas balas para esquivarlas todas,demasiada oscuridad para moverte, demasiada vida, para echarla a suertes con la muerte, por eso actúa y convierte en cierto lo imposible te atan acontecimientos pero el pensamiento es libre capaz de liquidar al lado oscuro que te absorbe, ese enorme ser deforme que habita entre el caos y el orden, que marchita tu interior y lo revuelve entre marmitas de sigilos donde sentimientos hierven.
    No mas silencios si nos queman, no mas ojos hacia el suelo que envenenan, no mas penas de aguas negras en tus venas que ciegan cada mañana.
    Tú tienes el mas grande poder que nos fue dado, la palabra que libera afectos encadenados, el don de poder ser alguien dentro de un silencio enfermo que te atrapa para hacer de ti su siervo.

    Espero que os guste.

    Un saludo

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    1. La palabra nos define como especie y nos construye por dentro, a través del discurso ajeno y del propio. Tiene, como tú bien dices, la capacidad de liberar "afectos encadenados", pero también puede constituir un "arma". De manera que la palabra debe ser cuidada,mimada y alimentada. Veo que tú gozas de ese don; no dejes de ponerlo en práctica. Muchas gracias.

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    2. Hola, yo os voy a contar una historia Sufí respecto a la "PALABRA"...Cuatro hombres se reunieron para peregrinar por la India y tomar contacto con la sabiduría de este país. Eran un persa, un turco, un griego y un árabe. Se encontraban un amanecer junto a un río sagrado, pasó por allí un devoto y pensó: "Estos hombres no tienen muy buen aspecto. Voy a darles una limosna". - Amigos, aceptadme estas cinco rupias y tomaos algo como desayuno.
      - Gracias, buen hombre - respondieron.
      Cuando el hombre hubo partido, el persa dijo: "con este dinero compraré angur y todos lo comeremos", pero el turco replicó: "ni hablar, compraremos uzum", en tanto que el griego protestó: "nada de eso, compraremos stafyllia", y el árabe aseveró: "vamos a comprar ineb", y entonces todos comenzaron a regañar y llegaron a las manos. Pasó por allí en tales momentos un yogui y trató de calmarlos y reconciliarlos.
      - ¿Qué os ocurre? - les preguntó, y los peregrinos se lo explicaron.
      Entonces el yogui les rogó que le dieran las cinco rupias y con ellas adquiriría lo que todos deseaban. Partió hacia el mercado y regresó poco después con una buena cantidad de uvas. Al verlas, el persa exclamó: "¡Mi angur!", y el turco: "¡Mi uzum!", y el griego: "¡Mi stafyllia!", y el árabe: "¡Mi inab!".

      Yo a todo esto lo veo así....La última realidad es una y difieren las vías hacia ella. Por culpa de palabras, conceptos, opiniones y estrechos puntos de vista las religiones combaten contra las religiones y los hombres contra los hombres. La palabra no es la cosa....

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  4. Muchísimas gracias por todo, Marga , por tu tiempo y por permitir que pueda compartir algo mio.
    Me alegro de que te hallan llamado la atención esas dos expresiones: ´´afectos encadenados´´ ; ´´arma´´ ,aunque me imagino que también te habrás fijado en el contenido, quiero decir, en lo que quiero transmitir.

    La palabra puede ser una arma , como sostuve, tanto en el sentido positivo como en el negativo, pues a veces uno no se percata del daño que puede provocar haciendo un uso indebido de ella en determinadas situaciones.

    Claro que seguiré haciendo uso de ella, pues sigo creyendo que existe algo denominado
    ´´ empatia ´´ en la humanidad , y no pienso decir ´´ nadie entiende nada´´( digo ´´pienso´´ porque todos al final lo hacemos) y estar atrapada en ese laberinto sin salida para el resto de mi vida.
    Muchas gracias otra vez y espero seguir compartiendo contigo mis opiniones en este blog.

    Un saludo.

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